- Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar 2014 en varias ciudades se celebraron actos publicos.
- Aquí va un pequeño álbum fotográfico del acto de Madrid, del 27 de noviembre, entre Callao y Sol: http://goo.gl/Y5N574
- Puede usarse con la licencia Creative Commons habitual de este blog.
- Puedes obtener materiales de la campaña en este enlace (al menos mientras dure, claro).
MANIFIESTO
(realizado porpersonas sin hogar)
Yo tenía una casa… Y fui feliz mientras viví en ella.
Mi casa fue siempre mi lugar de referencia, donde encontraba seguridad, compañía y podía ser YO. Allí me sentía persona y formaba parte de la sociedad.
En un momento determinado mi vida cambió, se complicó, empezaron los problemas, todos encadenados.
La pérdida de trabajo fue el primero de ellos; después, la pérdida del hogar y de la familia; llegaron los problemas de salud y, por último, la calle y, con ella, la soledad, la angustiosa soledad. Todo mi mundo se vino abajo y tomé conciencia de lo enorme de mi pérdida. Había perdido mi HOGAR y, con él, la ilusión y las ganas de vivir.
Cuando llegas a la calle, tienes tiempo para pensar. Para pensar en todo lo que hiciste mal en tu vida, para culpabilizarte por ello. La añoranza te devora el alma. Solo añoras y añoras. A tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, a tu cónyuge, a tus amigos. Y la soledad crece. Y con ella el sentimiento de culpa. Y nada te consuela. Te sientes absolutamente responsable de tu fracaso. Aunque no fuera así. Porque nadie está libre de tomar una mala decisión en su vida. Nadie.
Ahora, en soledad, te sientes vulnerable, desprotegido, indefenso. Caminas sin rumbo, sin destino. No quieres ni mirarte en los escaparates de los comercios porque temes ver tu propia imagen, tu deterioro, la angustia dibujada en el rostro. Y esa presión en el pecho se hace más fuerte y aflora por tus ojos un torrente de lágrimas. Y lloras sin consuelo por ti, por lo que perdiste. Por no poder regresar a tu casa, a tu hogar y, aunque fuese por un momento, sentirte seguro, en compañía de tus seres queridos.
Y sigues caminando, huyendo hacia ninguna parte, sintiendo las miradas, sintiendo el rechazo y el desprecio. Viendo cómo te señalan con el dedo acusatorio: “se lo habrá buscado”, y agachas la cabeza y aprietas el paso dejando tras de ti parte de tu alma.
Y te das cuenta de lo hostil que se ha vuelto la sociedad para ti. Inmersa en sus propios problemas, en su ajetreada vida, la gente ha olvidado a los desfavorecidos, a los excluidos, a los que una vez fueron como ellos y ahora son solo parte del detrito de la ciudad. Y la gente, mucha gente, aparta la vista. No quieren verte, no quieren saber que tú estás ahí. Y no les culpas, porque una vez tu también hiciste lo mismo. Pero ahora tú sí tienes ojos para ver a los que como tú deambulan por las calles arrastrando sus pocas pertenencias, huyendo como tú. Y te das cuenta de que no estás solo, de que hay muchas personas como tú. Muchas. Demasiadas.
Y decides luchar. Sí, luchar. Para recuperar tu espacio en la sociedad. Para ser persona otra vez. Y por ese motivo ESTÁS AQUÍ HOY, para unir tu voz a las de otros cientos de miles como tú, y, para con esa única voz, decirle a la sociedad que estás, que formas parte, que cuenten contigo.
Por ello, con esta voz firme, solidaria, respetuosa, pedimos a nuestros gobernantes, a las instituciones y al resto de agentes sociales que no nos olviden, que no miren para otro lado.
Hoy, aquí, queremos reivindicar nuestro derecho a trabajar, nuestro derecho a contribuir a la sociedad pagando nuestros impuestos, el derecho a llevar a nuestras hijas y a nuestros hijos al colegio, el derecho a la sanidad ya, también en este día y en todos los que vendrán después de este, el derecho a un hogar.
Por eso, apelamos a la responsabilidad de los que nos gobiernan, de los que trabajan al servicio del bien común, que trabajen con nosotras y con nosotros para que entre todos podamos construir una sociedad justa, sin excluidos, una sociedad digna y avanzada, que cuida de los desprotegidos y de los vulnerables, que no permite que haya personas sin hogar.
Por lo que reivindicamos el respeto de nuestros derechos sociales y a nuestros derechos como ciudadanos. Que cese el recorte en políticas sociales para evitar que las personas estén en situaciones de exclusión y podamos acceder a una VIVIENDA DIGNA.
¡NADIE SIN HOGAR!
Muy importante entender que no son «sin techo» sino «sin hogar». Techo puede ser muchas cosas. Pero hogar no.
Muy cierto, Raksha. Claro, nos es más fácil reducirles a «SinTecho», como si el problema de fondo fuera el no tener algo sobre la cabeza. Lo de «SinHogar» nos implica más.