En este Día Internacional de los Derechos Humanos 2014, no me parece malo recordar algo que puede parecer anecdótico… pero no lo es.
Tanto la Asamblea Nacional Francesa elaborando la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, como la ONU cuando empezó a trabajar en una futura Declaración de los Derechos Humanos, se plantearon si, a la vez, no habría que elaborar una Carta de Deberes.
Ambas concluyeron que no, que era innecesario. Pues tuvieron muy claro que si se halaba de derechos se estaba hablando también y a la vez de deberes. Y es que, como dice con humor José A. Marina, en una escalera no puede separarse la de bajada y la de subida[1].
[1] He tomado los datos de esta entrada de Luis GONZÁLEZ-CARVAJAL SANTABÁRBARA, En defensa de los humillados y ofendidos (Santander, 2005), pág. 46. La imagen de la escalera es de José Antonio MARINA, Ética para náufragos (Barcelona, 19953), pág. 237. Puede verse una buena síntesis de este tema en Adela CORTINA, “La ética de una sociedad civil, de los derechos a los deberes”: Sal Terrae 81 (1993) 423-535.