Somos de colores.
Y ay de la intervención social que lo olvide.
Esa persona que acompañas,
no es «un caso», no es «un tal» o «una cual».
Esa persona es de colores,
y «su caso» hay que leerlo desde ella, con ella, para ella.
Lo mismo cuando se nos llena la boca explicando
cómo son «los jóvenes», o «las mujeres», o ta o cual colectivo.
Somos de colores. Y no sólo por la raza.
A fin de cuentas, «a imagen y semejanza suya los creó».
Y Él -más que nadie- es de colores.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Lo explico con detalle en esta entrada.